Historia de la Revista Argentina de Urología
La Sociedad Argentina de Urología (SAU) fue fundada el 2 de Mayo de 1923 en el seno de su Institución madre, la Asociación Médica Argentina (AMA), que también prohijaba las distintas Secciones de diferentes especialidades que surgían en paralelo a la creciente complejidad de la Medicina.
Fue elegido como su primer Presidente el Dr. Angel Ortiz, como Vicepresidente el Dr. Carlos Matta y como Secretario el Dr. Enrique Castaño.
En la sesión de Comisión Directiva de la Asociación Médica Argentina del 20 de Marzo de 1925 se resolvió que partir de entonces, las publicaciones de cada Sección especializada constituyera una Revista independiente, de tal modo que las correspondientes a la Urología llevase el nombre de Revista Argentina de Urología.
Esa embrionaria publicación careció inicialmente de la difusión necesaria para hacer conocer en el ámbito local e internacional, la producción científica de los urólogos argentinos.
Ello motivó en el discurso de asunción como Presidente de la SAU del Dr. Alejandro Astraldi, la mención de que en su reciente viaje a hospitales franceses comprobó que poco y nada se sabía de la misma, y mocionó para que nuestra Revista fuese enviada a todas las bibliotecas de los Servicios de Urología de los hospitales de París para corregir esa situación.
Llegado el año 1932, en una Asamblea Extraordinaria de la SAU, se dispuso la modificación de los estatutos y se aprobó, entre otras decisiones de importancia, ya en el seno de nuestra Sociedad, la creación de la Revista Argentina de Urología, para constituir (según consta en las Actas) “un verdadero documento de identidad de nuestra Sociedad, y para reunir en sus páginas toda la labor urológica argentina y el resumen de la bibliografía extranjera”.
Se designaron dos Directores de la misma: Bernardino Maraini y Arturo Serantes, Jefes de Redacción: Juan Salleras y Alejandro Astraldi, Secretarios de Redacción: José L. Montserrat y Alberto García. Su Comité de Redacción estuvo integrado por los urólogos Castaño, Elizalde Gandini, Matta, Ortiz, Pagliere Spurr y Vilar.
A partir de entonces la SAU cuenta con un órgano propio de difusión de su quehacer científico.
Durante muchos años, actuando como anfitrión a petición de algunos nefrólogos, cambió su denominación por la de revista Argentina de Urología y Nefrología. Hasta que en 1988 a raíz de un pedido revocatorio de la Sociedad Argentina de Nefrología, se volvió a denominar como en sus inicios.
En su ya dilatada existencia tuvo vaivenes respecto al cumplimiento de los entusiastas propósitos de sus fundadores porque las circunstancias históricas (particularmente en la década de los años 40), económicas, e incluso de cuestionamientos societarios internos, impactaron sobre la regularidad, difusión y financiamiento de la revista.
Sobre este último aspecto, el financiamiento, hubo posiciones encontradas entre quienes sólo admitían que surgiera de las cuotas societarias, y otros que admitían la necesidad de obtener un apoyo económico (pero ético) de otras fuentes, especialmente de la industria farmacéutica.
Ese dilema de su financiación se mantuvo durante décadas; a veces se subió el valor de las cuotas societarias, destinando cerca del 90 % de las mismas a sostenerla, en otras oportunidades con el padrinazgo de un solo laboratorio, hasta que en el año 1990, bajo la presidencia del Dr. Juan Carlos Irazu se decidió iniciar una nueva etapa, con un nuevo diseño gráfico, una aparición trimestral, un nuevo logo societario luciendo en su portada y una comercialización de los avisos.
También se decidió, por entonces, enviarlas sin costo al domicilio de cada uno de los urólogos del país, a cada biblioteca de Sociedades afines, y posibilitando la suscripción de la misma a un precio simbólico, a los médicos de otras especialidades.
Coincidiendo con eso, la dirección de la revista decidió iniciar una modalidad por la cual los integrantes del equipo responsable de su publicación (Director, secretario de redacción, coordinadores, etc.) fueran ascendiendo al cargo inmediato superior, luego de un período de aprendizaje en el puesto previo, a medida que fuese cambiado el director. Se pretendía con eso mantener una continuidad en el estilo y en los procedimientos editoriales.
En 1991, bajo la presidencia del Dr. Alberto Muzio, se autorizó a invitar a los urólogos más destacados del país, fuesen socios o no de la SAU, a integrar el Consejo Editorial Nacional, con el espíritu de que la Revista fuese el ámbito científico de la Urología Nacional donde confraternizasen todos, sin distinción del lugar de residencia.
En Agosto de 1993 el Dr. Nelson Rodríguez Netto, a la sazón Presidente del Congreso Brasilero de Urología de ese año en San Pablo, acogió con beneplácito la idea de nuestra Revista de llevar a cabo la Primera Reunión de Editores Latinoamericanos de revistas de Urología, durante la cual se compararon experiencias y estándares de cada una, frustrándose luego, lamentablemente, la continuidad de esos encuentros.
Las sucesivas autoridades de la Revista Argentina de Urología, cuyos cargos han sufrido nomenclaturas cambiantes, han desarrollado su tarea siempre ad honorem.
Su tarea, los aportes científicos de los numerosos colaboradores que publican hoy en día en la misma y los avances de la industria gráfica han permitido en las dos últimas décadas una calidad creciente de la Revista.
No siempre ha sido posible cubrir sus elevados costos de producción con la publicación de los avisadores, pero cada Comisión Directiva de la SAU, cada Asamblea Ordinaria Anual, han mantenido el criterio de solventar su publicación con otros recursos complementarios, entendiendo la enorme importancia que tiene contar con un órgano de difusión de nuestra producción científica.
Quienes hoy recibimos cada uno de los cuatro ejemplares anuales, con información científica de la especialidad muy actualizada y una presentación gráfica impecable, sentimos el mismo orgullo que experimentaran quienes la imaginaron en 1932 al ver su sueño concretado.
Dr. Carlos Alberto Acosta Güemes
Fuente: "Historia de la S.A.U." Dres. Roberto J. Barisio y León María Metz